Despistez = ¿Genialidad?

¿Las grandes mentes siempre fueron, son y serán despistadas; verdad? Más nos vale a todos quienes nos escudamos tras la despistadez como un sinónimo de genialidad. Quizás en parte sea cierto, ya que, si experimentas un “lapsus mensus” no es en balde; algo más sucede en la mente de los ligeros de pensamiento; ¿genialidad, acaso? Ojalá, porque de otro modo me engaño a mí mismo.

Ahora, el asunto por el cual viene al caso: A finales del año pasado busqué la dirección de una asociación de cineastas locales, vía internet. El domicilio aparecía desde siempre en la página, pero nunca le había prestado atención. Por supuesto, el mero día en que se me antojó ir a visitarlos, la página ya no estaba disponible.

Entonces, busqué por otros lares. Me encontré con una página con dominio .gob. De seguro la información debe ser precisa ahí, después de todo, es un sitio oficial, de gobernación. Hallé la dirección de la asociación, la apunté, y me embarqué en la búsqueda en uno de los meses más calurosos del verano.

La búsqueda fue facilitada por Google Earth; si no nunca hubiera llegado, por lo mismo de cuán despistado soy. Resulta que al arribar al supuesto domicilio, toqué y nadie salió. Para empezar, parecía una casa de dos pisos, no un local comercial. En ningún lado había un letrero de la asociación ni información visible alguna.

En ese momento, se estaciona un carro justo en la casa, donde un sudoroso yo y mi padre, que me acompañó, esperábamos una señal de vida. Descendieron los dos ocupantes, y mi papá le preguntó a la copiloto si era la dirección correcta. Ella reaccionó extrañada ante la pregunta. “Por supuesto que no, es la casa de mi mamá”. Qué curioso; y pérdida de tiempo.

Ni hablar, le agradecimos y nos marchamos. En el camino de regreso me llegó el recuerdo de una de los miembros de la asociación. ¿Podría haber sido la copiloto? La vi en una entrevista por YouTube, y en televisión también. Cuando descendió del carro no me di cuenta, pero después cavilé con cuidado; bajo la fresca sombra de un gran árbol. Ese día estaba ardiendo.

Entonces, ¿por qué una página del gobierno tenía la dirección incorrecta? ¿Por qué la casa de la madre de la copiloto aparecía en lugar de la asociación? Un despiste de su parte es la única respuesta; no soy sólo yo.

Pero, si la copiloto; cuya identidad creo es una de los miembros; era quien es, por qué no me dio la dirección correcta una vez le mencioné el nombre de la asociación, y por qué no se presentó como un integrante. ¿Despiste de su parte?

Soy malísimo para recordar rostros y nombres, y para adherir permanentemente dichos nombres a sus respectivos rostros. Recuerdo haber confundido a un compañero de escuela con su hermano, cuando en realidad era él mismo, sólo que se había cortado el cabello. Hasta ese nivel llego. En otra ocasión, confundí un “deudor” con un asistente casual a una reunión. Estaba seguro de que era él; incluso le insistí sobre el dinero prestado. Estaba equivocado; como ya es costumbre.

Antes, cuando caminaba por la calle, y creía haber visto a un conocido, lo observaba con detenimiento hasta tenerlo bien cerquita. Para luego confirmar que no era la persona que pensaba. Recuerdo las miradas extrañadas de los transeúntes siendo hostigados por mis ojos penetrantes de “será o no será”.

Entonces, después de algunas anécdotas embarazosas, decidí andar por la calle sin reconocer a nadie. Si son o no son, para evitar malentendidos, la verdad, no quiero averiguarlo. A esto súmesele mi carente visión de largo alcance, a causa de mi astigmatismo y miopía, acrecentada por la prolongada exposición al monitor LCD del laptop que está arruinando mi vista.

Pero vivo feliz, porque deseo creer que el despiste es sinónimo de genialidad. Entre más menso me vuelvo, más genio soy. Así es como veo mi mundo retorcido, con todo y miopía con astigmatismo. Como si todos no retorciéramos el orbe a nuestro favor.